jueves, 28 de mayo de 2009

27 abril de 2009. 3ª etapa: Oviedo-Cornellana (51,30 kms.) Sueño monacal

Desayunamos en el hotel y a ver la catedral para dar por terminado el camino del Salvador. Gracias al GPS de Juan salimos de Oviedo, menudo lío de calles. Para variar vamos por toboganes y al legar a la altura de la Pipera, a julio no se le ocurre otra cosa que pinchar, reparación y a seguir. Un poco mas adelante, en Loriana, el cambio de Juan empieza a dar problemas, lo miramos y la cosa parece chunga, una ñapa y a tratar de encontrar un taller de bicis. Subimos el alto del Escamplero y un ciclista que pasa por allí nos dice que en Trubia hay tienda de bicis, nos desviamos de nuestra ruta en una fuerte bajada para encontrarnos que en Trubia ni tienda de bicis ni nada. Paramos en un taller de coches, taller Tino, y entre el dueño el taller y un panadero-ciclista que pasaba por allí dejaron la bici niquelada. Aprovechamos la parada para comer un tentempié y tiramos a Grado por carretera para recuperar el camino y el tiempo perdido.
Nos marcamos un subidón que nos pone las piernas a prueba, por fin llegamos a Grado donde le damos un manguerazo a las bicis que ya no se sabía de que color eran. Al salir de Grado, empieza a llover y de nuevo el camino se empina para subir el alto del Fresno, continuamos bajo una fina lluvia y tras pasar un trozo de carretera nos adentramos por un camino pestoso de barro y piedras donde Luis se cree el Papa y besa el suelo por segunda vez, nada importante. Un poco mas adelante me da envidia y a punto estoy de imitarlo me dio tiempo a sacar el pie de los pedales pero con tan mala fortuna que apoyo el derecho en una piedra y me tuerzo el tobillo, menso mal que dando pedales no duele.
Tiramos por carretera, no paraba de jarrear, y pasamos por Cornellana con al intención de llega a Salas. Paramos a la altura de la ermita de San Ramón y tras ver como está el tiempo y lo que nos queda decidimos retroceder hasta Cornellana y pasar la noche ahí.
Al poco de entrar en Cornellana, nos aborda un paisano que resulta ser el hospitalero y nos conduce al albergue, que resultó estar en el monasterio de San Salvador. El albergue es de lujo y está vacío, tiene hasta lavadora y secadora. Nos acomodamos, hacemos la colada y nos vamos a cenar al mesón Dani donde nos ponemos hasta las trancas.

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