sábado, 31 de mayo de 2008

19 de mayo, lunes. PUENTE VILLARENTE-RABANAL DEL CAMINO


Tras un buen desayuno nos ponemos en marcha camino de León, las monturas tienen heridas que hay que restañar: 2 radios rotos, cambio de pastillas delanteras en 2 bicis, revisión de horquilla y cambio de cámara. En bicicletas Blanco nos atienden bastante bien, aprovechamos el tiempo que las bicis están en boxes para visitar la ciudad y comprar el avituallamiento para la comida. La salida de León es bastante pestosa, para los peregrinos de a pie se debe de hacer eterna, afortunadamente al día no le ha dado por llover y los caminos están blandos pero perfectamente ciclables. En Villadangos del Páramo nos metemos entre pecho y espalda un bocata con la cecina y el chorizo de la tierra que habíamos comprado antes, un helado y un cafelito y a seguir disfrutando de este día tan bueno que estamos teniendo.
En Astorga parada para ver un poco la ciudad y comer alguna pasta de las que compramos a las monjas y apreciar el chocolate tan afamado que hacen en las confiterías. El camino nos llama de nuevo y tras subir alguna cuesta que casi se atranca, vadear algún arroyo y bajar alguna trialerilla con piedras nos presentamos en Rabanal del Camino en el albergue de Isabel, quien al ver que llevaba la equipación bicigrina enseguida me habla de Tomas, el inoculador de virus camineros. Hemos llegado un poco tarde y tras los estiramientos, colada y ducha toca cenar y aún sobra tiempo para charlar un poco antes de ir a dormir. Mañana toca la cruz de Ferro, uno de los mitos del camino y merece todo el respeto de estos tres bicigrinos.

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